Se levanta el telón.
Miles de personas caminan, recorriendo el infinito escenario.
Cada una representa su papel, interacciona... vive.
Solo una esta quieta, sentada sobre una roca, mirando al mar.
El tiempo no pasa por ella, no respira, no pestañea... no siente, no padece... su papel se ha quedado sin argumento.
El resto de actores pasan a su lado, no se percatan de su presencia... parece como si no existiera.
Probablemente de ahora en adelante tan solo formará parte del decorado a ojos de otros.
Un niño corre por la playa.
Observa una persona sentada sobre una roca y se acerca a ella.
"¿Estas bien?"
No obtiene respuesta.
Tan solo desciende su mirada perdida, para enfrentarse a los inocentes ojos del niño.
"¿Quieres ser mi próximo juguete?"
Él niño la mira curioso.
"¿Quieres que juguemos juntos?" pregunta la persona.
El niño sonríe y le tiene una mano.
La joven la toma y se baja de la roca.
"Te mostraré mi castillo" Susurra ella.
Un castillo, de apariencia idéntica a una casita de muñecas.
Una melodía continua... dulce, relajante.
"Ahora ya podemos jugar"
Él niño esta quiero, no se mueve, no respira, ha perdido el argumento de su guión.
"Ahora ya puedo jugar contigo"
La chica le da un beso suave en la frente y le sujeta una mano.
"Ahora ya eres un juguete más de mi colección"
La sala esta repleta de sus juguetes, muñecos y muñecas idénticos a niños de carne y hueso.
Todos ellos ya no respiran, ya no sienten, no padecen... se ha perdido el argumento de su guión y ya... no viven.
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