El frío tacto de las yemas de sus, ahora helados, dedos. Observar sus amoratados labios y sus ojos apenas iluminados ya, por el último retazo de vida que recorre sus venas.
Un latido inmenso, agitado. Una respiración costosa, entrecortada.
Su sonrisa, apenas vista y sus palabras, casi imperceptibles.
"Matame", susurraron sus palabras.
Sonreí y le acaricié el cuello, inundando mis manos con su cálida sangre.
"Tan mortal y tan débil" susurré en su oido.
"Tan inmortal y tan frío" Susurró entre mis brazos.
Siempre tan hermosa, incluso en su lecho de muerte.
La había amado tanto, que no había tenido el valor de matarla hasta ahora.
Su amante, yacía ya hace tiempo en el suelo, interte, decapitado.
"Te perdono" dije, junto a sus labios.
"Yo a ti también" su último suspiro llegó a mi cargado de sentimientos.
La besé, besé los cálidos y maravillosos labios que siempre me habían acariciado.
Cerré cuidadosamente sus párpados, llevándola conmigo a un sueño eterno.
Y sentir su sangre entre mis labios, mientras mi vida se extinguía sobre su regazo.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Estoy dispuesta a aceptar cualquier tipo de opinión respecto a la entrada en la que vas a comentar, pero agradecería que no se empleasen contra mi o contra lo que yo escribo palabras hirientes de cualquier clase
Si quieres comentar acerca del blog en general dispones de un chat a la derecha para hacerlo.
Gracias!