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Who's here right now?

[13, 07, 09 // 22:29] "Esclavitud..."

Mi corazón ha dejado de latir en este mismo instante. Sus labios acaban de pronunciar las palabras más extrañas y excitantes que jamás me han dedicado. Extiendo mi mano y toco la suya mientras me ahogo en sus espectantes ojos. Son tan hermosos... tan adecuados... tan hipnóticos.
No pienso.
No siento.
No existo.

- ¿He de tomarme vuestro silencio como una afirmación?

Sus mejillas poseen un color rosado. Esta ruborizada.
¿Verguenza o la sensación del éxtasis sexual?
Me desea como su esclavo. Yo le entregaré todo lo que ella me pida.

- Me quedaré con vos... - tomo aire antes de continuar- mi ama.

Sonríe, esta sonriendo para mi.
Su mano desciende hacia la venda que cubre mi tórax. Ya no recordaba que esa venda se encontraba ahi. De hecho, no siento dolor ninguno.

- ¿Os duele? - besa suavemente mi cuello.
- Apenas siento la venda...
- Te haré sentir mejor aún...

Me tutea. Me acabo de convertir en su propiedad. Soy única y exclusivamente suyo.
No sé por que... no se que ganaré con esto, pero no me separaría de ella en estos momentos por nada. La calided de sus manos alivia el frío que mi piel sufría a causa de la soledad arrastrada durante tantos años. Sus labios, simplemente, hacen que me estremezca.
Me tumba sobre la cama sin cesar de besarme. Desciende suavemente hacia mi vientre, acariciandolo con sus manos y estremeciendolo con sus suaves besos.
Se escuchan pasos bajo la puerta.

- Señorita, su padre ha llegado. - la voz de una anciana atraviesa la puerta.

Mi señora se levanta y deja de proporcionarme mi consuelo.

- Satoshi, disculpame por favor, he de atender a mi padre.

Besa mi frente, me da la espalda y desaparece tras la puerta, seguida de la ama de llaves que acaba de llamarla. Lo último que alcanzo a ver es el bordado de su vestido.
Me levanto levemente y apoyo mi peso sobre mis codos. Observo la mesita. Las tazas de té aun reposan sobre ella. Me coloco mejor y cojo una de ellas. Acerco su canto a mis labios y la inclino.
El té esta frío. Aun así, su sabor es delicioso.


************

Una jóven desciende unas escaleras apresuradamente. Una anciana mujer la sigue de cerca.
Se adentra en una sala franqueada por una gran puerta de madera.

- Buenas tardes, padre.

Un hombre de avanzada edad aparta su mirada del exterior de la ventana y observa a la jóven con el amor paternal reflejado en sus ojos.

- Buenas tardes, Juliet, querida hija mia.

Se acerca a ella y le besa suavemente la frente para abrazarla segundos después.
La chica se aleja un poco, cruza sus manos ante ella, dejándolas caer sobre su regazo, y lo observa.

- ¿Qué os trae por aquí?
- ¿Acaso debe tener algún motivo el dueño de una casa para visitarla? ¿Acaso debe tener algún motivo un padre para visitar a su jóven y tierna hija?
- Hace más de tres meses que no me visitais, asi que algo ha debido traeros hasta aquí.
- Siéntate cielito, hablemos de negocios.
El hombre toma asiento en uno de los sillones de la sala y le indica a la jóven que se siente en el sillón que ocupa el lugar frente a él. La jóven se inclina levemente y se sienta segundos después, con las manos aun entrelazadas sobre su regazo.

- ¿De qué se trata esta vez, padre?
- Un hombre, de mediana edad, me ha preguntado por ti.
- ¿Casado?
- Por supuesto.

La jóven mira a la ama de llaves que en una milésima de segundo abandona la estancia, dejándolos a solas.

- ¿Va a venir él aquí o he de ir yo hasta su casa?
- Vendrá él aquí, me pareció que eso te lo haría todo más cómodo.
- Me ahorra un par de problemas, pero la situación me desagrada de todos modos.
- Sé que esto no es agradable, cielito mio, pero es tu deber como hija mia obedecer mis deseos.
- Lo sé padre... soy vuestra esclava.

El hombre sonrie a la chica, esta le mira de una forma seria e inexpresiva.
Tiene que aceptarlo, es la vida que le ha tocado vivir.


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